Por Jürgen HABERMAS
Ofrecemos a continuación la traducción de un artículo del filósofo Jurgen Habermas acerca de la actual situación en Europa. Desde una perspectiva filosófica del derecho, el profesor Habermas analiza los actuales problemas en la Unión europea que están dañando la soberanía de los estados y la voluntad democrática de los ciudadanos. O dictadura de mercados o mayor soberanía a las instancias políticas europeas, es decir, a la Unión europea. Mientras la política se somete a los imperativos del mercado tomando nota del aumento de la desigualdad social, los mecanismos sistémicos se sustraen cada vez más a la influencia intencional del derecho democráticamente establecido. No se podrá anular esta tendencia—si alguna vez es posible— sin acometer la construcción de una verdadera Unión política europea.
Hoy las necesidades económicas nos sitúan ante la alternativa de dañar irreparablemente la Unión europea o reforzarla.
¿Dañar, con el abandono de la moneda común, el proyecto de unión europea concebido tras la guerra o hacer progresar la unión política —sobre todo en la eurozona— legitimando democráticamente las transferencias de competencias más allá de las fronteras nacionales? No se puede evitar una cosa sin querer la otra.
Consideremos en primer lugar el trasfondo histórico. Para una República Federal Alemana con la pesada carga moral y política que soporta, el impulso de la unificación europea era recomendable por razones de inteligencia política, para poder recuperar la reputación internacional destruida con sus propias manos. A su vez, la inclusión en Europa ha sido el contexto en el que se ha formado su autocomprensión liberal la República Federal. Sobre esta base, tras la reunificación (con 17 millones de ciudadanos provenientes de otra socialización política) se ha instaurado la costumbre de una cierta normalidad de Estado nacional. Ahora ésta es desafiada. El eco del papel-guía que por motivos demográficos y económicos toca hoy a la RFA no sólo despierta espectros históricos sino que implica también para nosotros la tentación de un bricolaje nacional. La respuesta a todo esto ha sido el mantenimiento de la política de cauta cooperación practicada en la vieja República Federal: “Alemania en Europa”.